top of page
  • Foto del escritorernestojnavarro

Sachet



Por: Ernesto J. Navarro

Lo que ella pidiese, él buscaría la forma de hacerlo o encontrarlo (y viceversa), incluso más allá de sus posibilidades físicas y económicas. Es que así son los primeros días de un nuevo amor.


A principios de los años 2000, Ramón y Toña estudiaban en la universidad y además se rebuscaban la vida con trabajos ocasionales de poca remuneración. A decir verdad, eso no es lo más importante a los ojos del amor primero.



***

—¿Aló?

—¡Hola, mi vida! —dijo la voz femenina en el celular.

—Hola, bebé —respondió él.

—¿Ya saliste del trabajo?

—Casi, casi, ¿por qué preguntas?

—¿Será que puede pasar por los chinos y comprarme un sachet?


Ramón se tocó instintivamente el bolsillo del pantalón. Hizo un cálculo rápido y aunque eso significaba gastar un monto equivalente a un mes de salario, respondió con el mejor de los ánimos: “Sí, amor, yo te lo llevo”.


Una cosita más, gordo —añadió Toña—, si puedes traes dos. El otro es para mi hermana. Ella te lo pagará cuando llegues”.


—¡Ok!—, respondió el novio, se exprimió el fondo de la cartera y terminó la llamada telefónica.



***

En el autobús, Ramón equilibraba la bolsa de la compra con aceleradas conclusiones: “Esto es un antojo. ¿Antojo? ¿Será que Toña está preñada? ¡Mierda, ¿y si está preñada? A ver, tres, cinco ¿cuántas semanas han pasado? Coño, ¿por qué no me aprendo estas vainas? Ya se me olvidó como se sacan esas cuentas…”.


Hablaba solo cuando llegó a casa de Toña. Tocó el timbre y ella corrió a abrir la puerta. Ramón la besó y le puso delante del rostro la bolsa con aquello que compró en los chinos y que le costó “un ojo de la cara”.


La novia sintió el peso de la bolsa y abrió apresuradamente:

—¿Me estás jodiendo, Ramón? ¿Esto qué es?  —preguntó Toña con asombro.

—Lo que tú me pediste, mi amorcita. ¿Lo querías de otro restaurant? Traje este, porque los chinos que están frente a la funeraria eran los únicos que estaban abiertos.

—¡Ay, Ramón… pero es Chop Suey! Y yo te pedí fue un sachet, de Pantene, pa’ lavarme el pelo


Desde ese día, Ramón nunca más quiso comida china.




4 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Corega

bottom of page