Por: Ernesto J. Navarro
Publicado originalmente en: https://actualidad.rt.com/actualidad/252830-unica-venezolana-nominada-premio-puskas-fifa
3 de octubre de 2016. Venezuela derrota un gol por cero a Camerún desde el minuto 23 del partido.
El equipo suramericano se juega el pase por el grupo B, a la siguiente ronda del mundial de fútbol femenino Sub-16, que se desarrolla en el Amman International Stadium, de la ciudad de Amman, Jordania.
Inicia el segundo tiempo. Las camerunesas, también conocidas como las 'leoncitas indomables', apelan a su físico, al juego de contacto, al golpe, a la patada para tratar de recuperar el marcador. Pero la vinotinto resiste, apegadas al orden táctico.
Así llegamos a los instantes finales del partido. A veces no hay sorpresas, a veces sí. Y esta era una de esas veces en que sí... Ya pasa el minuto 90 del tiempo reglamentario y Alexandra Takounda Engolo consigue empatar el encuentro a un gol por lado.
—Era un momento muy triste —evoca la capitana de la selección venezolana, Deyna Castellanos—, todas estábamos cabizbajas. Nos empataron el partido en el minuto 92, ya en el descuento, y eso nos dejaba casi fuera de la siguiente ronda del mundial.
Con un partido agonizante, solo queda resignarse, confiar en la suerte o en una genialidad.
El golazo
Dijo el físico Albert Einstein que "la creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura", y a Deyna le tocaba encender la luz para su equipo.
Camerún todavía celebraba el empate mientras las venezolanas se apuran por llegar al círculo central, porque solo disponían de tres minutos del partido para tratar de revivir.
—Cuando colocamos el balón en el punto blanco —dice Deyna—, alcancé a decirle a Nohelis Coronel (número 19) que lo pusiera justo delante. Incluso le señalé con el dedo: 'pónmela ahí'.
"Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias", escribió Einstein. Y es como si el científico alemán dibujara el momento exacto en el que Deyna Castellanos, de tan solo 17 años, decide lo que está por suceder.
Suena el silbato. Se reanudan las acciones y Nohelis toca el balón justo donde Deyna le apuntó. La capitana lo reacomoda lo suficiente para que le quede a tres pasos de distancia, el único impulso que tenía con un cronómetro que marcaba 93:36. No había más.
—Entonces, le pegué con todo a ese balón, —recuerda Deyna.
El equipo de Camerún aún no terminaba de acomodarse en la cancha luegro de la celebración del empate.
Deyna da los tres pasos que la separan de la esférica. Patea, largo, fuerte, sabiéndose dueña de la única opción. Al despegar el balón del pie derecho de la futbolista venezolana, las 'leoncitas' apenas si lograron reaccionar, y solo vieron la pelota que volaba a velocidad de crucero por encima de sus cabezas.
Uniformada de negro, la portera camerunesa Carole Mimboe observa que el balón se acerca a una velocidad endemoniada. Retrocede cuatro pequeños pasos hacia el arco, en puntas de pie, como una bailarina clásica. Ahí se da cuenta de que está muy lejos y cuando calcula que la esférica le pasará por encima, salta, estira los brazos como quien intenta salir del agua, también las manos. Quiere alcanzarla con la punta del dedo más largo... pero ya es tarde. No logró llegar a la superficie… No llegó a rozar siquiera a la pelota. Mimboe da un pequeño giro mientras aterriza de su salto para ver que, detrás de ella, las redes se estremecían.
Venezuela cantaba victoria a escasos 15 segundos del final del partido. En su natal Estado Aragua coreaban el nombre de Deyna como himno.
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